lunes, enero 26, 2015

Je suis Charlie

Je suis Charlie
Los que llegamos al exilio, muy jóvenes, a fines de los años 70, a países europeos francófonos (Francia, Bélgica, Suiza), fuimos deslumbrados por aquella cultura que se nos presentaba como un espacio de libertad que, o no habíamos conocido, o se había interrumpido brutalmente en nuestros países de origen. Nos convertimos en esponjas que absorbíamos veloces el nuevo idioma y con él la “chanson française”, el cine europeo, el teatro, la danza contemporánea, la literatura y por supuesto la “bande dessinée”. Nos hicimos fanáticos de los grandes dibujantes, de las viñetas desenfadadas, del sexo sin censura, del humor corrosivo lejos de la moral burguesa o de la dogmática moral izquierdista tradicional. Nos hicimos coleccionistas de las revistas y los álbumes: À suivre, Charlie Hebdo, Fluide Glacial, Pilote, Métal Hurlant, Écho des Savanes… Cada quien tenía su autor preferido: Sempé, Goscinny y Uderzo , Hugo Pratt, Manara, Franquin con Gastón Lagaffe, Claire Brétecher, Reiser… A mí me encantaba Wolinski, siempre al filo del buen gusto, siempre ácido, con viñetas polémicas desde su “escepticismo de izquierda” o desde su voyerismo sexual. Este enero 2015, la masacre de Charlie Hebdo ha significado para mí el fin de esa época de completa libertad, probablemente una época que había terminado hace ya mucho, aunque yo no me hubiera dado cuenta.

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