sábado, septiembre 30, 2006

Historias de familia: mi hermana Silvia


Mi hermana Silvia va por la vida con el corazón en la mano. Es muy fácil de herir ese corazón. No esconde nada: ni la euforia de los días felices ni el dolor desgarrado de los días amargos. Sufre y se regocija por y con los demás.
A lo largo de su vida ha sido madrina honoraria de sobrinos no bautizados, madrina real de otros sí bautizados como Dios manda, madre espiritual de gente de todas las edades (yo la llamo la "madre universal") y espíritu dispuesto para confidencias y desahogos.
Mi hermana Silvia es una luchadora y defiende sus puntos de vista con pasión y vehemencia. No acepta medias tintas ni tibiezas. A lo español. Supongo que eso viene de los genes andaluces y libertarios de nuestro abuelo Gerardo.
En esta foto, de la década del 50, mi hermana Silvia posa con su vestido de Primera Comunión, vestido de organza cosido por la tía Ana y que fuera después desguazado para dar origen a dos vestidos de "salir" (uno para ella y otro para mí), que lucimos en el casamiento de nuestra prima Blanca y que yo manché irremediablemente cuando lo vomité en plena fiesta.

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